miércoles, 15 de julio de 2009

GREAT OCEAN ROAD


Es llamada la gran carretera del océano. Es una carretera que va bordeando todo el sureste de Australia. El avión llegó al Melbourne y allí nos esperaban dos furgonetas con capacidad para 14 personas.

El viaje se planeó para 5 personas, y Martín y yo diseñamos el recorrido tal y como nos gustaba, pero la gente se apunta a un borbandeo siempre que no tenga que hacer mucho, así que pasamos de un coche a dos furgonetas. Preferimos dejarlo todo organizado para evitar complicaciones en las continuas decisiones entre 14 personas de 9 nacionalidades e infinitas preferencias.
Los backpackers elegidos y reservados y el recorrido trazado.

Por si quereis hacer el viaje por internet:

Primer dia: Llegada a Melbourne a las 8 de la mañana e inmediata recogida de algunos de los viajeros que llegaban a diferente aeropuerto, este trozito le sirvió a Martín para aprender a conducir en direccion contraria, solo conmigo a mi ladito, tranquilo y seguro.
Lo hizo genial todo el viaje a pesar de la agotadora carretera y las inclemencias del tiempo.

De un aeropuerto a otro sin ni siquiera atravesar Melbourne directos a Apollo Bay. En el camino, continuas paradas, la primera para las provisiones de comida que todo viaje mochilero se merece, (voy a aborrecer los sandwichs de queso con aguacate.)

Las maravillosas playas, ligeramente estropeadas con la lluvia y el frío esperan en cada esquina a que curiosos guarden parte del recuerdo en su cámara de fotos.

El segundo día empieza en Apollo Bay recorriendo los 12 apostoles, el puente de Londres (de piedra, claro) y demás paradisiacas playas para disfrutar en verano.

Llegamos tarde, casi a dormir, a Grampians National Parks donde te avisan del peligro de la carretera, más aún de noche cuando los canguros, atraidos por las luces de los coches se lanzan hacia ellos. Deseando que alguno se asomara sin llegar a chocarnos, y con miedo de que ningún seguro te cubriera impactos contra animales. Por algo sera.

A pesar de los 20 km por hora, ningún canguro a la vista hasta llegar al alojamiento en medio del gran parque natural donde un montón dede ellos descansaban a nuestro lado. Son diferentes a lo que estamos acostumbrados, pero tan aburridos y tan comunes aqui como las ovejas en Espana.

Nos despertamos con 10 minutos de sol que se convirtieron de nuevo en lluvia intermitente y niebla espesa.
Suponemos que las vistas desde el mirador y el "balcón" serán algo más una nube blanca porque es todo lo que pudimos ver, pero a pesar de faltarnos las vistas, el parque merece la pena.

El día siguió camino a Melbourne a donde llegamos con las luces encendidas, no merecía la pena pagar alojamiento para solo unas horas así que las gastamos conociendo Melbourne de noche y ganando 10 dólares en el casino.


1 comentario:

Unknown dijo...

A pesar del frio y del mal tiempo las vistas son preciosisimas.Quedarian mas completas si tb estuvieras tu. Gracias.
Muchisimos besos y muchisimos abrazos. Os queremos y os fchamos mucho de menos.